La escuela pública de Sector Ángeles
Memoria descriptiva de una ilusión compartida
Por: Arq. Isidro Ramírez

Esta escuela, que representa una de nuestras obras escolares más singulares, está ubicada en Sector Ángeles, una localidad de Peñas Blancas de San Ramón, rodeada de plantaciones de tubérculos y a solo 15 kilómetros del bosque tropical de La Fortuna de San Carlos. La población estudiantil está compuesta, en un gran porcentaje, por hijos de familias migrantes que viven por debajo del nivel de pobreza y en una situación de vulnerabilidad social y también de familias costarricenses dedicadas en su mayoría a la agricultura y la agroindustria. Para la mayoría de los estudiantes, la escuela proporciona un ambiente seguro y la única comida completa del día. Esta es una buena razón para asistir a la escuela, dado que en muchas familias, la escasez de oportunidades de empleo y crecimiento económico pesa en la economía familiar.

En este contexto, Norte Sur Arquitectos reconsidera la presencia institucional de la escuela tradicional en su papel de ser la imagen visual y cultural principal de la educación pública tradicional y con este se propone crear un hito colorido que interrumpa la monotonía del paisaje circundante, de un verde profundo y abundante, para permitir que tanto los estudiantes, como el personal docente y los padres de familia desarrollen una imagen fresca y positiva del espacio físico, así como una conexión emocional para fomentar un sentido de orgullo y pertenencia. Con el fin de proporcionar un ambiente de aprendizaje confortable en una región tropical cálida y húmeda, donde la temporada de lluvias puede durar hasta 9 meses al año, el edificio de escuela se desarrolla a partir de una estructura compuesta por envolventes que se traducen en estrategias pasivas de control climático de bajo mantenimiento y bajo consumo energético, para permitir al edificio respirar y transpirar mediante la ventilación natural. Además, integra sistemas prefabricados con materiales de bajo costo para optimizar la economía y la eficiencia en el uso de los materiales para la construcción y así solucionar a la vez la escasez de espacio disponible para almacenar materiales durante el proceso constructivo, debido al reducido tamaño del lote.

De esta manera, todo el programa se resuelve en un pabellón de tres niveles que aprovecha la topografía preexistente del estrecho terreno y se extiende apoyado en una columna vertebral de madera que aporta gran calidez al espacio. Asimismo, su ritmo diagonal rompe la horizontalidad del volumen interior y exterior, al cruzar el edificio de lado a lado, de manera que unifica las diferentes alturas y escalas entre un nivel y otro.
El pabellón central contiene una galería de doble altura que integra visualmente las principales áreas de circulación. Una vez en el segundo nivel, se logra mirar el pasar de los niños y la luz solar natural hacia el nivel inferior a lo largo del día, donde el amplio corredor se convierte en un espacio polivalente para reuniones de la comunidad, eventos cívicos y sociales de la escuela fuera del tiempo lectivo, y se vuelve en la principal área de juegos para los niños durante los días de lluvia.

En otros espacios vitales como las aulas y la cafetería, las ventanas están orientadas hacia el norte para captar la luz indirecta a lo largo del día.
El rasgo más notable de este edificio, es su envolvente exterior: una piel translúcida conformada por persianas sostenidas por los marcos de madera que suaviza y filtra la radiación y luz solar directa desde el sur, mientras que permite la ventilación cruzada. Esta pared, una vez dentro, vista desde el nivel superior, se desmaterializa para permitir la vista hacia el verde paisaje circundante y el límpido azul del cielo, como digno recordatorio de la paz que deseamos descanse blanca y pura en el corazón de nuestros escolares.
